In Manual para Divorciados

Si de algo no tienen que preocuparse los jóvenes de hoy en día, es que el término de jamón o jamona dedicado a los solterones,  pasó de moda.  Tanto es así,  que numerosos adolescentes de hoy en día ni siquiera conocen la palabra “jamonería”, la cual era causa de espanto en generaciones anteriores, ya que un o una joven que no se hubiese casado en la década de sus veinte, era haber arribado a un estado socialmente vergonzoso.

Si hay alguien que puede dar testimonio de lo mucho que se pasaba essaysglobal.com siendo “solteron” es mi amigo Julián,  quien se mantuvo célibe un poco más allá de medio siglo, y quien después de brincar por todas las generaciones de féminas, finalmente claudicó al séptimo sacramento con una mujer que llenó sus expectativas. Según me cuenta,  sus familiares se pasaban buscándole pareja, su papá lo miraba con ojos de depresión sospechando que tenía un hijo “raro” y hasta sus amigos casados le evadían, ya que no “encajaba https://make-essay.net/essay-writing en el grupo”.

Con el tema de la jamonería las mujeres  las tenían peor; llegar a los treinta sin casarse era estigmático socialmente, más aún si alguna hermana más graciosa o “afortunada” se adelantaba y anunciaba boda antes que ella.  Enseguida se tejían las clásicas conjeturas de que la chica era “exigente”,  o  “alguna maña tenía que tener”, porque no cuadraba con nadie. La libertad sexual era restringida y muchas mujeres llegaban a casarse como una forma de darse permiso para una vida sexual activa fuera del hogar.

En ninguno de los casos era comprensible que pudiera haber satisfacción personal fuera de la palabra matrimonio.  El matrimonio era casi un decreto. Muchas madres hasta concebían que era mejor casar sus hijos, aunque se divorciaran a los dos meses, a que no se quedaran jamones. El casamiento de sus vástagos formaba parte de sus metas. Tampoco era bien visto tener muchos novios. Era frecuente ver que una joven se casara con su primer novio después de pasar añales de amores, creando un vínculo compromisorio más fuerte entre sus familias que entre ellos mismos.

Actualmente la creciente preparación académica de las mujeres, su  inserción en el mundo laboral con oportunidades de género paritarias, crea una independencia que va mas allá de buscar quien “las mantenga”, porque son capaces de hacerlo solas.  Además muchas no quieren verse reflejadas en el espejo de alguna que otra mujer en la familia, cuyo matrimonio se redujo a la resignación por no tener otra forma de sobrevivencia.

Hoy en día muchas jóvenes se separan de sus hogares para realizar sus estudios lo que contribuye a crear una responsabilidad en el manejo de su presupuesto y todo lo que implica el deber de estudiar y a veces trabajar al mismo tiempo.  Las que sobreviven económicamente entran, lógicamente,  en pánico con esperar a “que la muerte los separe” de una persona  que no les conviene.

Los solteros y solteras del siglo XXI, disfrutan de una soltería diferente. Cada vez hay más Solteros Por Eleccion.  Se le ha dado un réquiem a la jamonería y la soltería de las personas maduras se ha convertido hasta objeto de envidia de muchos que no disfrutaron en sus tiempos de tantas libertades. El soltero y soltera proyecta como espejismo una imagen “ganadora” de su estatus. La muestra está en las campañas publicitarias dirigidas a este segmento del mercado: gente que cuida su apariencia, hacen deportes, salen, viajan con sus parejas, dejando detrás el drama que se producía. Hasta el mercado inmobiliario está abarrotado de apartamentos de una y dos habitaciones, ya que se venden con mayor demanda.

Hay que vestirse de rojo en este entierro.  Cuando respetamos las decisiones ajenas y no estigmatizamos a las personas, hemos logrado un gran progreso social.  Si no estamos preparados para dar el paso, porqué hay que empujar. La jamonería es más honesta que los matrimonios que se contraen por  llenar un requisito social. Contraria a las madres y padres de antaño,  es mejor que nuestros hijos reflexionen con madurez a que a corto tiempo de estar casados vengan con confusiones o con familias disfuncionales.

Los que estén solteros y solteras, disfruten,  que hay un dicho que dice que “matrimonio y mortaja del cielo bajan”, entonces,  vamos a esperarlos celebrando.

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